domingo, 27 de septiembre de 2015

Método Erica, método de diagnostico y evaluación del juego en la arena.


Este método fue desarrollado en 1940 y se ha venido utilizando a través de los años con excelentes resultados. En la actualidad es empleado por psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales y orientadores escolares como un procedimiento efectivo para comunicarse con los niños.  Para utilizar este método es necesario contar con experiencia dentro del desarrollo infantil (etapas del desarrollo) y algún conocimiento de los métodos proyectivos.   

Características de los pacientes  con quienes se usa

Por lo general el método Erica es utilizado con niños entre los 3 y los 12 años. Sin embargo, en ocasiones los adolescentes y los adultos aceptan la oportunidad de incluir este tipo de herramientas a sus experiencias. 

Dado que para el uso de la técnica no es necesaria una comunicación verbal, es ideal para utilizarse con una población que no puede responder a este tipo de tareas, ya sea por razones de desarrollo u otras.  El Método Erica se utiliza con éxito en escuelas para niños sordos. De igual manera, se utiliza con niños que presentan algún tipo de trauma y maltrato.  Los juguetes y el cajón de arena les proporcionan una oportunidad para proyectar sus sentimientos así como para revelar su experiencia anterior de una forma segura y no amenazante.


Logística

Este método consta de 360 diferentes juguetes pequeños, los cuales deben guardar la proporción de tamaño unos con otros. La mayoría de niños necesita de poca motivación para empezar a construir su mundo con estos juguetes, aunque en algunos casos algunos podrían mostrar conductas como hiperactividad o bien un trastorno del impulso. Por parte los aspectos como arrojar la arena fuera de la caja o destruir los juguetes pueden denotar que el niño se encuentra abrumado por la situación y no esta preparado para funcionar dentro de la estructura de este método, por lo que no resultaría provechoso llevar a cabo este proceso en momentos donde se presentan estas situaciones. 

¿Cómo se lleva a cabo el procedimiento?

Cuando el niño o niña entra en la sala de juegos, se le presentan los juguetes que están guardados en un armario abierto con repisas divididas en 12 compartimientos. Para que el procedimiento se lleve con éxito se deben retirar cualquier otro tipo de juguetes o materiales de la sala. Es importante que los juguetes sean de fácil acceso y proporcionen al niño una perspectiva global del contenido del armario.


Los juguetes se dividen en 10 categorías: 
1. Soldados, vaqueros e indios.
2. Otras personas.
3. Animales salvajes.
4. Animales de una granja.
5. Vehículos de transporte.
6. Materiales para la guerra.
7. Construcciones.
8. Verjas.
9. Casas y árboles.
10. Objetos para interiores.

Los juguetes deben ordenarse a lo largo de un continuo, de los pacíficos a los agresivos, sobre los ejes verticales, sobre los horizontales se les acomoda bajo el criterio de si son móviles, activos o estáticos. Es importante proporcionar un trozo al niño un por si deseara crear algún elemento que les pueda faltar entre la colección de modelos que dispone. 

Entre los juguetes se incluyen: cañones, lanchas, verjas, árboles y construcciones de diferentes modelos y medidas, al igual que vehículos como carros deportivos, camiones, patrullas de policía y carrozas fúnebres. Figuras de familias conformadas por cinco integrantes como el padre, la madre y tres niños. También se debe contar con figuras para que el niño se identifique de acuerdo al orden de nacimiento. Se incluyen figuras de fantasía como un rey, una reina, ángeles, un lobo pequeño y una bruja. También hay figuras hechas en estacas de madera. Por lo general los niños con dificultad significativa en las relaciones interpersonales seleccionan las figuras de madera de modo único en vez de escoger las que tienen una mayor apariencia humana. 

¿Cómo se lleva a cabo la observación del juego? 

Sobre una estructura (puede ser una mesa), el niño se encuentra con un cajón de madera lleno de arena seca y sobre el piso se encuentra con otro de arena húmeda. Cuando el terapeuta percibe que el niño está cómodo procede a darle las siguientes instrucciones: “dentro de este armario puedes ver diversos tipos de cosas. Las puedes sacar de allí y construir con ellas lo que desees en el cajón de arena. Puedes escoger cuáles son las cosas que te gustan y construir lo que tú quieras, y puedes utilizar lo mismo la arena seco o la húmeda”. 


En el momento que el niño elige un cajón, el terapeuta debe sentarse en un lugar que le permita observar y registrar su conducta sin entrometerse en el juego que el mismo desarrolla. Además debe hacer anotaciones continuas y cronológicas. 

El terapeuta mantiene una función de observador activo que intenta ser empático y estar disponible, pero sin hacer comentario alguno, ni interpretar el juego. Cuando el niño hacen preguntas se le reflejan de nuevo con tanta frecuencia como sea posible pero si plantea preguntas específicas como: “¿qué es esto?”, con frecuencia queda satisfecho cuando se le responde: “¿qué te parece a ti que es?” No obstante, si el niño insiste en obtener una respuesta, lo mejor será decirle de forma directa: “creo que es un auto. ¿Qué crees tú que sea?”

Este método no es directivo ya que el terapeuta debe intentar ser pasivo y neutral, al mismo tiempo que se muestra interesado y apoya lo que el niño hace. El objetivo es hacer que el niño se sienta libre para expresar sus pensamientos y sentimientos. 

¿Qué límites se deben establecer?

Los límites se imponen en cuanto al tiempo y al uso de los materiales pero no se explican de forma rutinaria, a menos que exista una razón, por ejemplo maltratar o destruir los materiales y retirar los juguetes, estas son acciones que no se aceptan. Tampoco se acepta el juego excesivo con lodo o el arrojar la arena. Si el niño comienza a arrojar arena o a desarmar un juguete con forma de animal, se le dice suavemente: “la arena no es para arrojarla”, o “la vaca no es para romperse”. Si el niño desea meterse al cajón resulta aceptable solo cuando el cajón está construido con material sólido y puede soportar el peso del niño. 


La duración máxima de la observación es de 45 minutos y el terapeuta debe preparar con cuidado al niño para la terminación, dando el anuncio cinco minutos antes. Si el niño está listo antes el terapeuta debe permitirlo. Sí el niño desea colocar los juguetes en donde estaban, el terapeuta debe afirmar suavemente que no es necesario, pero si insiste, se le debe permitir. 


¿Qué hacer después que el niño ha terminado con su construcción? 

Cuando la observación ha finalizado, el terapeuta procede a preguntar al niño acerca de la construcción que realizó en la arena. Se deben evitar comentarios que puedan interpretarse como crítica o elogio. La indagación comienza con preguntas como: “¿qué está pasando aquí?, o “por favor, cuéntame acerca de tu mundo”, es importante no presionar al niño para que haga revelaciones. Los niños pequeños con frecuencia tienen problemas para describir y explicar de forma verbal su juego, entonces el evaluador tendrá que confiar en sus interpretaciones personales hipotéticas y simbólicas. 
¿De cuántas sesiones consta el proceso?


Las observaciones deben realizarse durante tres sesiones consecutivas. El terapeuta de un modo simple, dice: “el día de hoy puedes hacer construcciones en el cajón de arena. ¿Te gustaría estar en la arena seca o en la húmeda?” Es importante señalar que las palabras juego o juguetes deben evitarse. 



El hecho de aplicar tres sesiones separadas permite observar una continuidad e incluso repetir los temas. Las comparaciones y evaluaciones proporcionarán información respecto al tipo y grado de patología. Un primer mundo no tiene la probabilidad de producir sino características superficiales. En observaciones posteriores, el niño se siente más relajado y familiarizado con frecuencia capaz de crear una escena plena de significado y bien organizada. 

Por otro lado, una serie consecutiva de construcciones desorganizadas tiene la probabilidad de ser indicativa de una psicopatología. El terapeuta debe hacer anotaciones durante toda la observación acerca de qué materiales utiliza el niño y cómo se desarrollan las construcciones o el juego de éste, para ello se utilizan formas de evaluación estandarizadas; y posteriormente estas  servirán para resumir las observaciones y para valorar la información que se obtuvo con respecto al niño. Además funcionan como una ayuda en la formulación del informe final y de las recomendaciones para intervenciones posteriores. 

Evaluación del juego en la arena

Para la evaluación, se deben tener e cuenta los aspectos formales como los de contenido. Cada uno de los cajones de arena se evalúa por separado. La evaluación final se basa en la continuidad y la repetición de los elementos estructurales y temáticos. Sólo por medio del análisis, tanto de las variables formales como de las de contenido, es que surge la imagen proyectiva completa del juego. Los aspectos del método proporcionan “insight” dentro del funcionamiento psicológico del niño. 



Diferentes columnas sobre la hoja de evaluación ayudan a resumir la información del transcurso de las tres observaciones y ayudan al terapeuta a formular hipótesis e impresiones relacionadas con el diagnóstico, sobre las cuales se realizan las recomendaciones finales. 

Interpretación de los aspectos formales 


Estos incluyen los siguientes factores:
1. Selección y tratamiento de la arena.
2. Número de juguetes y categorías 
utilizadas.
3. Nivel de desarrollo dentro del juego en la arena.
4. Cambios y correcciones.
5. Límites de tiempo.
6. Niveles de la composición.

Las comparaciones entre los resultados de los tres cajones de arena ayudarán al terapeuta a valorar tanto el origen como la gravedad del problema. Si por ejemplo las tres construcciones en el cajón de arena muestran un mejoramiento gradual, esto puede significar que las dificultades del niño sean de naturaleza más reactiva y transitoria. Por otro lado, una serie de tres mundos desorganizados, sin recuperación aparente en el transcurso de las tres sesiones, puede sugerir una psicopatología más grave.  Los aspectos que se evalúan en esta área son relativamente objetivos por lo que se puede entrenar a diferentes terapeutas  para que realicen evaluaciones de manera confiable. 

Análisis de contenido 

Este análisis implica la valoración de los temas en uno o varios de los mundos del niño y las relaciones entre ellos. Existe una tendencia en cuanto a que ciertos mundos aparezcan de un modo más frecuente en el juego del niño, como escenas bélicas, ciudades, escenas de tráfico y campiranas, otras en granjas y una más en zoológicos. 


La descripción del niño respecto al mundo después de que se ha terminado, proporciona información valiosa acerca del significado de la creación. Algunas preguntas que podría hacerse el terapeuta son las siguientes: ¿existen temas repetidos acerca de la soledad, la agresividad o el nutrimiento? ¿Se presentan colisiones o accidentes violentos? ¿Cómo se relacionan entre sí las figuras humanas? ¿Existen objetos de identificación? ¿El niño describe escenas atemorizantes de la vida real, o el juego es una proyección del pensamiento que evoca un deseo?, etc. 

Análisis final 

Después de las tres sesiones, la información recopilada sobres las hojas de observación y a partir de la toma de notas, el terapeuta deberá realizar sus interpretaciones, con la utilización tanto de aspectos formales como los de contenido. Esto conduce a la hipótesis respecto al nivel del desarrollo del niño, de su personalidad, su fortaleza, sus defensas y problemas psicológicos. También se deberán realizar impresiones diagnósticas.  Es importante mencionar que las sesiones son excelentes oportunidades para que el terapeuta observe la calidad de la relación interpersonal del niño y su probable respuesta a la psicoterapia. 


Referencia Bibliográfica

Schaefer, C. E. (1988). Manual de Terapia de Juego. México: El Manual Moderno.



lunes, 7 de septiembre de 2015


Dibs, En busca del yo


Virginia M. Axline (1911-1988). Psicoterapeuta estadounidense, precursora de la Terapia de Juego y autora de varios libros sobre terapia de juego escribió “Dibs en busca del yo”, es un instrumento didáctico propuesto a psiquiatras, psicólogos y maestros; pero también es una obra para padres defamilia. 

Es una obra fascinante que relata el inicio, curso y resultados finales de un proceso terapéutico lúdico en el cual participa Dibs, un niño de cinco años, de carácter y comportamiento difícil; la integración familiar, la forma, el estilo, los pasos en los que se basa la Terapia de juego, y la dinámica que se desarrolla en la relación terapéutica. 

Datos generales 
Personaje principal: Dibs
Sexo: Masculino
Edad: 5 años (al iniciar la terapia)
Terapeuta: Virginia M. Axline
Tipo de Terapia: de juego



Antecedentes


La madre de Dibs es médico cirujano, dejó de ejercer su profesión cuando Dibs nació. El padre es científico, su esposa lo describe como distante y sensible, también muy inteligente. Ambos padres fueron tomados por sorpresa con el nacimiento de Dibs, dado que fue un niño no deseado. Pensaban que era un cambio inesperado y que sus vidas profesionales serian afectadas, motivo por el cual el acercamiento emocional con Dibs fue complejo desde el principio de su vida.

Ambos padres dan gran importancia a la inteligencia, a su vez que son muy racionales; en pocas ocasiones manifiestan sentimientos y cuando finalmente se permiten aceptar que están asustados y tristes por el comportamiento de Dibs y rompen a llorar la madre expresa “resultaba un alivio que podíamos ser humanos y que podíamos fracasar y admitirlo”.

Dibs hace ver a lo largo de varias sesiones que la relación con sus padres es difícil y agresiva. Durante la primera sesión comenta que no gusta de las puertas cerradas, con el pasar del tiempo deja ver que es una forma de castigo que usan sus padres; adicionalmente recibe gritos, especialmente, de su padre, producidos por la frustración de no saber cómo manejar la relación con él. 

Dada su condición Dibs fue ocultado por sus padres, no querían que nadie supiera de él, motivo por el cual se alejaron de sus amistades.  Para descartar cualquier tipo de anómalia Lo llevaron donde un neurólogo, quien no encontró organicidad en el niño.  Posterirmente, acudieron donde un psiquiatra, ya que su madre pensaba que Dibs podía ser esquizofrénico o autista, sin embargo, el psiquiatra comento que el niño no presentaba ningún tipo de debilidad mental, ni ningún tipo de dañado cerebral;  Simplemente, Dibs era un niño rechazado y emocionalmente necesitado.


Desarrollo del tratamiento 

Dibs era un niño con un desenvolvimiento lento y en ciertas ocasiones se quedaba sentado, quieto y sin musitar palabra. Se presentaba como un niño retraído, pero que en ocasiones hacia violentos berrinches. 

En el colegio era frío y no participaba de las actividades de grupo, se ponía en las esquinas del salón de clase y presentaba resistencia tensa y violenta. Las maestras trataban de ayudarlo invitándolo a participar en actividades de la clase, pero él no respondía, se quedaba quieto.

Al iniciar en tratamiento, Dibs exploraba y observaba todo lo que se encontraba a su alrededor, como esperando que iba a suceder. Nombraba cada objeto que encontraba en la habitación. Iniciaba el juego pero se mostraba tímido.

Con el transcurrir de las sesiones Dibs adquirió confianza, pues ya conocía el cuarto de juego y todo lo que había allí. Se expresaba aún más, no solo nombrando objetos sino comentando algunos de sus pensamientos, por ejemplo “no se por dónde empezar” o  “me gustaría mucho pintar hoy”.

Poco a poco y al incrementarse la confianza Dibs iba por el cuarto de juegos y lo hacia como si fuese suyo. Cuando quería hacer algo, simplemente lo hacia sin importar que fuera, hasta se tiraba en la arena, dejaba que la pintura escurriera y hacia de ese lugar un lugar suyo. En la sala de juego, Dibs fantaseaba con los juguetes y con los soldados de manera que formulaba historias imaginarias. Eran batallas que libraban soldados de plomo, o plástico, jugaba a causas que llevaban a la guerra; una guerra fría, que él a lo mejor aspiraba desencadenar  y ganar. Jugaba a esa guerra con oponentes cercanos y queridos, sus padres.   

A través del tiempo se generan sentimientos positivos y se puede notar el nuevo desenvolvimiento de Dips. Poco a poco va descubriendo sentimiento por sus padres y hermana menor, haciéndolos presentes a través del juego y por medio de la terapia puede sanar su situación; de está manera su familia toma un lugar en su vida y él puede perdonar lo ocurrido con ellos. A nivel escolar se observa un cambio de actitud y por consiguiente termina la terapia para retomar su vida, pudiendo desarrollarse solo con con una nueva construcción interna.

El terapeuta y el uso de la terapia de juego

La terapeuta Virgina M. Axline se mostró humilde y sin la necesidad de tomar el control, pues en ningún momento se adelanto a interpretar nada sobre Dibs, por el contrario  reflejaba y dejaba que el niño tomara el control durante el tiempo de cada sesión terapéutica.  

Se estableció una relación cálida y amistosa entre la terapeuta y Dibs, pues se dio al niño la significación de ser merecedor de valor, lo cual influyo en el desarrollo del proceso terapéutico. Se dio la cooperación en la relación terapéutica, ya que con el transcurrir las sesiones Dibs pedía ayuda a la terapeuta y ella se la ofrecía, lo cual abrió un espacio para que el niño comentara sobre sus sentimientos hacia los miembros de su familia y esto demostró la confianza que le tenía a la terapeuta. 

El terapeuta se mostró respetuosa con Dibs y no solamente cuando se encontraba con el sino al mantener la confianza ofrecida por el niño al comentar sus situaciones personales y no trasmitirlas a los padres.

Se mantuvo una actitud de comodidad en el dialogo, característica esencial en la terapia de juego, ya que propicia una comunicación mutua, sobre todo al inicio, más que indicar cualquier deseo del terapeuta, es la parte destacada en  la modalidad no directiva prevaleciente en la terapia de juego.


Conclusiones

El caso de Dibs era un claro ejemplo de cómo las conductas y actitudes de los padres hacia los niños influyen en su carácter.  La falta de amor y de un espacio apto para la comunicación y expresión de afecto pueden desencadenar complejidades en los patrones de conducta los cuales se harán patentes una y otra vez.

Con Dibs la terapeuta tuvo como objetivo, establecer diferencia entre sus sentimientos y sus acciones. Lo ayudo a entender que hay limites y fue reiterativa sin abandonar los lineamientos de la Terapia de juego, en acciones que le fortalecieron el sentido de la responsabilidad, y del respeto a los limites, independientemente de cómo se sienta al respecto.